¿Existe el obeso sano?
El término «obeso sano» se ha utilizado para describir a personas con obesidad que aparentemente tienen una buena salud metabólica y no presentan signos evidentes de enfermedades asociadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares o trastornos del colesterol.
Si bien algunas personas con obesidad pueden tener resultados normales en pruebas de laboratorio y aparentemente una buena salud en un momento determinado, autodefiniendo como obesos sanos, la evidencia científica sugiere que, a largo plazo, la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y reduce la esperanza de vida en comparación con las personas de peso normal.
Sin embargo, es importante destacar que la obesidad en sí misma es un factor de riesgo significativo para diversas enfermedades crónicas, incluso si no se manifiestan de inmediato.
¿Qué enfermedades acompañan con más frecuencia a la persona obesa?
La obesidad se asocia con una serie de problemas de salud, como resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, trastornos del sueño, enfermedad del hígado graso no alcohólico y ciertos tipos de cáncer, entre otros. Incluso en ausencia de enfermedades evidentes, el exceso de peso puede ejercer una carga adicional en las articulaciones y aumentar el riesgo de problemas musculoesqueléticos.
Si bien algunas personas con obesidad pueden no mostrar signos visibles de enfermedad o alteraciones metabólicas en un momento determinado, esto no garantiza que permanecerán «sanos» a largo plazo. La obesidad en sí misma conlleva un mayor riesgo de enfermedades y es importante tomar medidas para abordarla a través de cambios en el estilo de vida saludable, como una dieta equilibrada y actividad física regular.
Es fundamental recordar que el peso corporal no es el único indicador de la salud general, y es posible tener una buena salud en áreas no relacionadas con la obesidad. Sin embargo, desde el punto de vista médico, la obesidad sigue siendo una preocupación y se recomienda abordarla para reducir el riesgo de enfermedades crónicas y promover una vida saludable.
Factores por los que no reconocemos la obesidad como una enfermedad
El hecho de que algunas personas con obesidad no se reconozcan a sí mismas como enfermas puede deberse a diversos factores:
- Estigmatización y percepciones sociales: La obesidad a menudo es estigmatizada y asociada con la falta de voluntad, pereza o falta de autocontrol. Esta estigmatización puede llevar a que las personas con obesidad internalicen sentimientos de vergüenza y culpa en relación con su peso, lo que puede dificultar su reconocimiento de que tienen una enfermedad.
- Normalización de la obesidad: A medida que la obesidad se ha vuelto más común en muchas sociedades, la percepción de lo que se considera un peso «normal» o «saludable» puede cambiar. Esto puede llevar a que las personas con obesidad se vean a sí mismas como «normales» y no reconozcan que tienen un problema de salud.
- Ausencia de síntomas visibles: A diferencia de algunas enfermedades que pueden manifestarse a través de síntomas físicos evidentes, como el dolor o la debilidad, la obesidad puede no presentar síntomas externos visibles en etapas tempranas. Esto puede hacer que las personas no perciban su obesidad como una enfermedad, ya que no experimentan molestias o problemas de salud inmediatos.
- Falta de conciencia sobre los riesgos para la salud: Muchas personas pueden no estar completamente informadas sobre los riesgos asociados con la obesidad. Pueden no ser conscientes de que la obesidad es un factor de riesgo importante para diversas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Esta falta de conciencia puede dificultar el reconocimiento de que tienen una enfermedad.
Es importante destacar que la obesidad es reconocida por la comunidad médica como una enfermedad crónica. La Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones de salud reconocen la obesidad como un trastorno médico que requiere atención y tratamiento adecuados.
Es fundamental abordar la obesidad desde una perspectiva de salud y bienestar, y buscar apoyo médico y profesional para adoptar un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida, tratamiento médicos y quirúrgicos.
