La imagen corporal es una representación mental que cada individuo construye en términos de sentimientos, actitudes y conductas en relación a su propio cuerpo.
La mayor parte de los jóvenes con obesidad no toman la decisión de realizarse una cirugía motivados por los beneficios en la salud física, sino por la mejora que representaría en su imagen. Por tanto, la cirugía bariátrica es vista por los pacientes como una oportunidad para concretar cambios físicos, emocionales y sociales, en lugar de ser valorada como una prevención o un tratamiento a las comorbilidades relacionadas con el exceso de peso.
En lo que se refiere a la imagen corporal, en pocos meses tras la cirugía, la pérdida de peso produce una mejora de la imagen con una apariencia mas atractiva y sensación de ligereza, con reducción de medidas y tallas, lo que permite encontrar ropa de uso con mayor facilidad.
La rápida disminución de peso corporal exige que el paciente se adapte a su nueva imagen corporal, sin tener necesariamente tiempo para reconstruir la representación de su propio cuerpo, lo que generaría cambios −a mediano y largo plazo− en la satisfacción corporal y en la forma de relacionarse con su entorno. Incluso, se ha visto que en las etapas iniciales del proceso post-cirugía bariátrica los pacientes presentan problemas de organización de su imagen corporal.
Este cambio es tan importante que dificulta el ser reconocido por amigos que no frecuentan la relación.
Dependiendo del grado de obesidad previo, edad y calidad de piel, son esperables secuelas como la aparición de arrugas, pliegues en abdomen,flacidez en brazos y muslos y, en las mujeres, en nalgas y senos disminuidos y descolgados.
Efectos no deseables que en algunos casos son puramente estéticos, pero que en otros pueden tener implicaciones mayores para la calidad de vida o vida de relación del paciente. Progresivamente la persona debe asimilar y aceptar su nueva apariencia, una figura más delgada y con rasgos más afinados, pero que no necesariamente coinciden con la imagen fantaseada. Es posible recurrir a medidas correctivas en el largo plazo como ejercicio y nuevas cirugías, pero se requiere paciencia y un compromiso claro y mantenido, durante el tiempo en que tales medidas tarden en hacerse efectivas.
Debido a esto, pueden anticiparse consecuencias psicológicas en algunos pacientes como depresión, baja autoestima, sensación de complejo y dificultad para aceptar la nueva imagen, las cuales deberán atenderse con apoyo social e incluso terapéutico en casos de mayor severidad. Asimismo debe atenderse el impacto que se extiende hacia parejas o familiares de los operado para quienes a veces no es fácil asimilar la nueva apariencia y comportamiento del paciente operado.