¿Qué dieta es la mejor?
Baja en grasas o alta en carbohidratos o una dieta elevada en grasas o la reducida en hidratos de carbono. O, por el contrario, ¿es el tipo de grasa lo que realmente importa en una dieta restrictiva?
En un nuevo artículo, publicado en la revista ‘Science’ sobre nutrición, investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Harvard T.H y del Hospital de Niños de Boston han planteado estas cuestiones y han llegado a un consenso y a una futura agenda de investigación sobre estas cuestiones. Un tema interesante para abordar que capta la atención de todos los profesionales que nos dedicamos a la investigación y el tratamiento de los problemas de sobrepeso y obesidad de la población, como es el caso de nuestro equipo.
Si bien no existe un enfoque único para la nutrición, las investigaciones sugieren que una dieta baja en azúcar y granos refinados puede beneficiar a la mayoría de las personas en términos de control de peso y reducción del riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2.
Más allá de eso, las recomendaciones dietéticas deben personalizarse según las necesidades específicas de un individuo, teniendo en cuenta factores como la edad, el sexo, el nivel de actividad y las condiciones de salud subyacentes. Este enfoque personalizado de la nutrición puede ayudar a garantizar que las personas obtengan los nutrientes que necesitan para mantener una buena salud y prevenir enfermedades crónicas.
Del individuo a la mayoría.
Los investigadores acordaron que no hay una proporción específica de grasas o carbohidratos que sea mejor para toda la población. Es decir, que cada dieta debe prescribirse de forma personalizada. También determinan que, sin embargo, la recomendación general de una dieta baja en azúcar y granos refinados ayudaría a la mayoría de las personas a mantener un peso saludable y un bajo riesgo de enfermedad crónica.
Trascender las guerras de las dietas.
“Este es un modelo de cómo podemos trascender las guerras de la dieta”, ha asegurado el autor principal del artículo, David Ludwig, profesor en el Departamento de Nutrición de la Escuela Harvard y médico en el Hospital de Niños de Boston. “Nuestro objetivo inicial era reunir un equipo con diferentes áreas de experiencia y puntos de vista opuestos e identificar puntos de acuerdo sin pasar por alto las diferencias”, ha insistido.
Los autores expusieron la evidencia de tres posiciones contrarias sobre las pautas dietéticas para el consumo de grasas y carbohidratos:
– El alto consumo de grasas provoca obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas y, posiblemente, cáncer, por lo que las dietas bajas en grasa son óptimas.
– Los carbohidratos procesados tienen efectos negativos en el metabolismo; las dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas (muy bajas en carbohidratos) con alto contenido de grasas son mejores para la salud.
– La cantidad relativa de grasas y carbohidratos en la dieta tiene poca importancia para la salud: Lo importante es el tipo de grasa o fuente de carbohidratos consumida.
Tras el planteamiento de estas cuestiones, los investigadores alcanzaron el acuerdo de que, centrarse en la calidad de la dieta (reemplazar las grasas saturadas o trans con grasas no saturadas y reemplazar los carbohidratos refinados con cereales integrales y verduras sin almidón), la mayoría de las personas pueden mantener una buena salud dentro de una amplia gama de proporciones de grasas a carbohidratos.
Desde CINIB creemos necesario y apoyamos el debate que se plantea por nuestros colegas profesionales para poder alcanzar la mejor excelencia en la atención a los pacientes. Recordamos, además, que nuestro equipo está disponible para cualquier consulta sobre dietas o tratamientos.
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