Somos conscientes de que las personas con exceso de peso, incluso con obesidad se sienten bien y a su entender están “sanas”. También que no aceptan de buen grado que se hable de enfermedades que se relacionan con la obesidad y con el riesgo de padecerlas. Pero en esta ocasión vamos hablar del riesgo de padecer ciertas enfermedades a propósito de un estudio observaciones realizado en el Reino Unido con 550.000 adultos.
Los investigadores compararon en una población de 550.000 adultos, el riesgo de desarrollar seis afecciones relacionadas con la obesidad (diabetes tipo 2, apnea del sueño, artrosis, hipertensión, dislipidemia y angina inestable / ataque cardíaco) entre quienes perdieron peso y quienes no, durante un promedio de 8 años de seguimiento.
¿Cómo se define la obesidad?
Es importante recordar que la obesidad es una condición médica y no es simplemente una cuestión de estética o apariencia física. La obesidad se define como una enfermedad médica en la que una persona tiene un exceso de grasa corporal que puede afectar negativamente su salud. Se mide por el índice de masa corporal (IMC), que es una relación entre el peso y la altura de una persona. El IMC se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por la altura al cuadrado (en metros).
De acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud, se considera que una persona tiene obesidad si su IMC es igual o superior a 30 kg/m2. Sin embargo, el IMC no siempre es una medida precisa de la obesidad, ya que no tiene en cuenta la distribución de la grasa corporal y otros factores, como la masa muscular.
Por lo tanto, además del IMC, los médicos también pueden evaluar otros factores, como la circunferencia de la cintura, para determinar si una persona tiene obesidad abdominal, que es una forma específica de obesidad que se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas.
¿Qué riesgo de enfermedades tiene la obesidad?
La obesidad se asocia con un mayor riesgo de desarrollar una variedad de enfermedades y afecciones, incluyendo:
- Enfermedades cardiovasculares: la obesidad aumenta el riesgo de enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares debido al aumento de la presión arterial, los niveles elevados de colesterol y triglicéridos, y la inflamación crónica.
- Diabetes tipo 2: la obesidad es un factor de riesgo importante para la diabetes tipo 2, ya que la resistencia a la insulina puede desarrollarse en personas obesas.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico: la obesidad es un factor de riesgo importante para el hígado graso, que se caracteriza por el exceso de grasa en el hígado y puede llevar a la cirrosis hepática y al cáncer de hígado.
- Trastornos respiratorios: la obesidad se asocia con un mayor riesgo de apnea del sueño, lo que puede afectar la calidad del sueño y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Ciertos tipos de cáncer: la obesidad se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama, colon, endometrio y otros tipos de cáncer.
- Problemas de salud mental: la obesidad puede afectar la salud mental y el bienestar, aumentando el riesgo de depresión, ansiedad y trastornos alimentarios.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo metabólico que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas.
La obesidad abdominal es un factor clave en el síndrome metabólico y se define como un exceso de grasa alrededor de la cintura. La obesidad abdominal se ha relacionado con un mayor riesgo de resistencia a la insulina, hipertensión arterial y dislipidemia, lo que aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome metabólico.
La obesidad también puede ser un factor de riesgo independiente para el síndrome metabólico, ya que se ha demostrado que la obesidad está asociada con niveles elevados de triglicéridos y niveles bajos de colesterol HDL, así como con otros factores de riesgo metabólico.
¿Qué pasa si reducimos peso?
Las personas con obesidad que pierden peso de manera mantenida son capaces de reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades. Esta afirmación ha sido demostrada en un estudio observacional realizado sobre más de 550.000 adultos (edad promedio de 51 años) con sobrepeso (IMC de 25 a 30 kg / m2) u obesidad (IMC de 30 o más) entre enero de 2001 y diciembre de 2010 en el Reino Unido y presentado en el Congreso Europeo e Internacional sobre Obesidad.
En este trabajo sobre más de 550.000 adultos en atención primaria en el Reino Unido se cualifico el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 42%-44%, pero también es conocida la mejora de la diabetes con cifras de glucemia normales que permiten la retirada de la medicación antidiabética. También se cualifico el riesgo de la apnea del sueño que se redujo en un 22%-27%, de la hipertensión en un 18% -25%, y de la dislipidemia (niveles inusualmente altos de colesterol y otras grasas en la sangre) en un 20-22%. Así se presento en el Congreso Europeo e Internacional sobre Obesidad (ECOICO 2020) en el estudio realizado sobre la obesidad y la cuantificación de los beneficios de la pérdida de peso.
Cuando ya se sufren, la pérdida de peso mantenida puede mejorar y en algún caso solucionar estas enfermedades cuando las presentan con una evolución corta. La enfermedad que más comúnmente se asocia a la obesidad y mejora con la pérdida de peso es la diabetes mellitus tipo 2, hay otras enfermedades como la hipertensión arterial, al artropatia por sobrecarga, la colesterolemia o trigliceridemia o la apnea del sueño también son susceptibles de importantes mejoras con la pérdida de peso mantenida.
Estos investigadores concluyeron que aquellos que perdieron peso tenían un peso significativamente menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, presión arterial alta y grasas en sangre anormales.