La introducción del omeprazol, a finales de la década de 1980, supuso un avance espectacular en el control de las úlceras gástricas y duodenales. Fármacos anteriores como los antiácidos o la cimetidina y la ranitidina, no conseguían controlar estas enfermedades ulcerosas que en muchas ocasiones requieran cirugías de urgencia por presentar complicaciones (perforaciones, hemorragias, etc).
La acalasia es debida a la destrucción irreversible de las neuronas del plexo mientérico del esófago, que causa aperistalsis y falta de relajación del esfínter esofágico inferior (EEI). La consecuencia de ello es la parada del bolo alimentario en el cardias y la aparición de disfagia.
Es una alteración poco frecuente, con una incidencia alrededor de un caso cada 100.000 habitantes/año.